LA EUROPA DEL "SICAVRIATO"
por Fernando
En estas últimas semanas hemos conocido una indecencia
político-financiera más. Desde 1994 hasta 2009, buena parte de los diputados
europeos, entre ellos muchos españoles, gestionaban su fondo de pensiones en
una Sicav radicada en Luxemburgo. Por cada dos euros aportados por Sus Euroseñorías,
el Parlamento Europeo (PE) les financiaba con un euro de dinero público. En
total el PE aportó cerca de 100 millones de euros. Sus Señorías europeas de
repente se desmemoriaron y ninguno sabía, dicen, cómo engordaba una de sus
futuras suculentas pensiones. Tampoco pareció importarles que el lugar elegido,
Luxemburgo, sea uno de los paraísos fiscales que aún existen en Europa. ¿Qué se
puede esperar de esta Unión Europea (UE) que permite la existencia de estos
nidos de corrupción financiera? ¿Se puede considerar transparente y limpia a
una UE que fomenta estas prácticas? ¿Cómo es posible que Luxemburgo, además de
paraíso fiscal, sea sede de dos de los tribunales existentes en la UE: el Tribunal
de Justicia de la Unión Europea y el Tribunal de Cuentas Europeo? Esta
mezcolanza define qué es en realidad la Unión Europea del capital.
Solo ha dimitido Willy Meyer (IU), y lo ha hecho obligado por
su formación después de destapado el escándalo. ¿Le honra la dimisión? Sí, en
cuanto que le aparta de la vida pública. No, si con ella se pretende sustanciar
toda su responsabilidad en estos hechos. Los demás partidos han mirado hacia
otro lado ante el "desconocimiento" alegado por sus sicavrios y sicavrias. Incluso Rosa Díez
(UPyD), autopretendida reina de la regeneración democrática, se marcó un Cospedal al afirmar que "hay una cotización diferida, no porque
sea Sicav, sino porque es un fondo y los fondos de pensiones también se pagan
(sic) diferidamente los impuestos”. El uso de la palabra
"diferido" en boca de los políticos del vecchio modo confirma la utilización del lenguaje como instrumento
de ocultación y no como vehículo explicativo de lo que hacen bajo el ejercicio
de la responsabilidad pública y con dinero público.
En una Democracia recuperada por la gente y donde la gente
es elemento central de la misma, la revocación de cargos, como otras muchas
herramientas de su empoderamiento, se hace imprescindible si queremos que el
saneamiento democrático de las instituciones públicas no quede en manos de un voluntarismo dimisionario que raramente
se ejerce, sino en las de una ciudadanía soberana que actúa como tal. Si el
ciudadano actúa responsablemente en la elección de cargos públicos, el mismo
poder y responsabilidad democráticos ha de tener a la hora de apartarlos.
Como contrapunto, el régimen, que no ve la viga en su propio
ojo, sigue empeñado en criminalizar de muy diferentes maneras a los de abajo.
Traigo a este artículo el último anuncio de la Agencia
Tributaria; en él se puede ver cómo el cliente
reclama al profesional que no refleje
el IVA de la reparación. Este, ciudadano ejemplar a la vez que Estado, afea la
petición del cliente haciéndole
corresponsable -junto a otros pequeños defraudadores- de la falta de
carreteras, hospitales, colegios... No es que me parezcan mal este tipo de
campañas, pero creo que Hacienda, el
Estado ejemplar del anuncio, debería insistir con otros personajes y otras
situaciones. Por ejemplo, un anuncio en el que Hacienda recriminase al Gobierno las amnistías fiscales a las
grandes fortunas. U otro en el que se insistiese
en la persecución de la financiación ilegal de los partidos. Se imaginan en el
papel de profesional a cualquiera de
los cuatro últimos extesoreros del PP y como clientes a algunos de ellos y a toda la cohorte de millonarios
ensobrados. Qué bien estaría un anuncio protagonizado por la mismísima Hacienda recriminándose la validación de
las facturas presentadas por la hermana
del actual rey, consideradas inicialmente falsas por la propia Agencia
Tributaria. ¿Se imaginan a Hacienda enseñando
a la ministra Ana Mato la diferencia entre un Jaguar de trescientos caballos
guardado en un garaje y una vacuna contra la varicela? O este otro, en que la
Agencia Tributaria saca los colores a los multimillonarios directivos de la
banca rescatada por la política estafadora y ladrona seguida contra los
afectados por las hipotecas. O aquel en el que la Hacienda de un Estado aconfesional anuncia que suprime la casilla
para financiar a la de por sí multimillonaria y reaccionaria Iglesia Católica
de los Rouco Varela y Cañizares. O aquel que...
¿Qué se apuestan a que el próximo anuncio de Hacienda estará protagonizado por un
muchacho con "colETA" y pasamontañas, y un mandatario extranjero -no,
no, suizo no- con acento latinoamericano y deje bolivariano, regordete,
bigotudo y con pañuelo rojo al cuello?
Hágan caso, dejemos de imaginar y luchemos para que los
anuncios que el régimen nunca realizará se conviertan en justa y democrática
realidad.
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