EL TAJO (y lo que queda de él) EXPUESTOS
A mis compañeros y compañeras de la Asamblea.
A Rocío, Jose -sin acento-, Pepe y Quique, igualmente compañeros y almas de la
exposición. A tu recompuesta válvula mitral. A Doroteo Alonso Peral, alcalde de
Aranjuez y primer defensor del Tajo frente al proyecto del trasvase.
por Fernando
Hoy viernes, 20 de junio,
a las 20 horas, la Asamblea para la Defensa del río Tajo de Aranjuez inaugura
la exposición "In Memoriam: Tajo Aranjuez". Acudan, es altamente
recomendable, además de por su riqueza visual, también por su carácter
pedagógico y reivindicativo. En ella verán dos ríos. Perdón, verán un río, el
Tajo, y lo que queda de él: apenas una escasa corriente de agua contaminada y discontinua a la que por inercia y
nostalgia seguimos llamando río.
No hagan caso a los
manuales de geografía, el Tajo no existe en gran parte de su cuenca desde que
es desviado, robado, a través de ese canal de agua presa que es el trasvase
Tajo-Segura. Esos mismos manuales de geografía y los de economía aplicada, si
es que quieren enseñar lo que verdaderamente acontece con el río Tajo, deberían
contar en sus páginas que ya no desemboca en Lisboa, sino en las millonarias
cuentas corrientes de los lobbys del agua: comunidades y sindicatos de regantes
e hidroeléctricas fundamentalmente. Estos son, apropiándome debidamente de la
calificación dada por Mª Soledad Gallego, los auténticos "Señores del
Tajo". Ellos son quienes determinan cómo ha de gestionarse el río y a qué
intereses deben servir sus aguas. La vieja manera de entender la política,
tanto en Génova como en Ferraz, se ha encargado de rematar la faena: poner
negro sobre blanco en las páginas del BOE cada uno de esos intereses. El bien
común pasa a ser una mercancía más, que se deslocaliza de su cauce natural para
que cumpla el papel que el mercado ha asignado al agua: "ser rentable,
única y exclusivamente, en términos económicos y financieros".
Una "rentabilidad"
que ha sido continuamente distorsionada y manipulada, amparándose en cifras amañadas
-promocionadas por "estudios encargados" por el propio lobby del
agua-, que nunca han destapado el dinero público realmente invertido en las
obras del pretrasvase -almacenamiento de cabecera-, del trasvase -el canal en sí- y del postrasvase
-toda la obra de distribución del agua hasta los regadíos-. Tampoco, esos
mismos estudios de parte, han cuantificado los daños sufridos por el propio
río, los paisajes, las huertas, la economía de sus ciudades; como tampoco se ha
cuantificado la pérdida de calidad de vida, en términos de ocio, que padecemos
quienes desde los años ochenta del pasado siglo hemos sido condenados a vivir
sin ese río sano y caudaloso que fue el Tajo.
Afortunadamente, el
profesor de economía aplicada Enrique San Martin se ha encargado de resituar
todo lo anterior al sostener "que,
al final del periodo de amortización de 50 años, en el año 2031, el trasvase
podría estar arrojando pérdidas de casi dos mil millones de euros que estamos
pagando todos los españoles para beneficio subvencionado del Sindicato Central
de Regantes del Acueducto Tajo-Segura y a la Mancomunidad de los Canales del
Taibilla".
De casi nada -lo digo con
algo más que tristeza- ha servido el trabajo constante de los movimientos
sociales y ecologistas que llevan años demostrando
y denunciando que con el agua del Tajo se estaban consolidando modelos de
desarrollo incompatibles con la solidaridad y la sostenibilidad medioambiental
al multiplicar un urbanismo y un ocio depredadores de bienes comunes como el
territorio y el agua, y puestos en cuestión por la Justicia al estar ligados a
comportamientos corruptos que se dispararon con la burbuja inmobiliaria.
Todos los gobiernos sin
excepción, cada uno con sus particulares responsabilidades, no solo han hecho oídos sordos a estas
denuncias, sino que han tratado de presentarlas como simplistas batallas
políticas o las han reducido al absurdo. El
resultado de las políticas, activas u omisas, que han dado constantemente la
espalda al río es así de dramático: la desaparición del Tajo.
Salvo contadísimas y
excepcionales comportamientos pro río, la ciudadanía de la cuenca del Tajo no
sale mejor parada. De su apatía y comodidad, demostradas al "delegar"
una y otra vez en sus "representantes" la defensa del río, hay que
extraer una enseñanza inolvidable: esos "representantes" -concepto
discutido y discutible- siempre antepondrán los intereses de sus partidos a la
defensa de las personas y sus bienes comunes. El río Tajo es un claro ejemplo:
¿Qué partido en el Gobierno ha realizado políticas efectivas en su defensa?
¿Alguno ha aumentando su caudal, ha eliminando los vertidos o ha puesto fin al
trasvase Tajo-Segura? N-I-N-G-U-N-O. ¿Se puede defender la supervivencia del
río si no es cumpliendo cada una de esas tres propuestas? NO.
Permítanme insistir en
invitarles a la exposición organizada por la Asamblea para la Defensa del Río
Tajo de Aranjuez. Quizás las fotografías que contemplemos se tornen en una
especie de espejo sonoro que nos devuelva un mensaje. Escuchémoslo, es el Tajo
que nos pide, una vez más, un compromiso activo con Él. Tenemos poco, sí; pero
aún hay tiempo para sacarlo de la UCI. Empecemos con no delegar su defensa, y
menos en quienes le traicionan, y llevémosla a cabo nosotros y nosotras, unidos
como una piña. El 20 a las 20, en la Galería Colores Series, c/ del Rey, 3. ¡POR
UN RÍO TAJO VIVO!
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