lunes, diciembre 17, 2007

CUANDO SE PIENSA LA POLÍTICA



Cuando se piensa la política se viene a la mente, lúcida y apesadumbradamente, el inicio del canto III de Dante: «Por mi se va a la ciudad del llanto, por mi se va al dolor eterno, por mi se va donde mora la perdida gente... «Lasciate ogne speranza, voi ch´intrate» ¡Perded toda esperanza los que entráis!. Esta es la lúgubre sentencia que se erige en el dintel de la puerta del Averno y que quizá también debiera cincelarse en los mármoles de nuestros abismos institucionales, no tanto como aviso a los que entran, y no salen, como para quienes, indecisos, aún mantienen una ilusión virtuosa en el umbral del desencanto. También, cuando hastiado de su diario y reiterado hartazgo, rememoras aquellos versos de Cernuda, que amorosos no son menos dolorosos, «allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya/sometiendo a otra vida su vida.../Donde penas y dichas no sean más que nombres.../Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo... /Donde habite el olvido» como desesperado anhelo de despojarse sus vestidos, el ungüento del armiño, y perder su memoria en los confines de un ignoto extravío desconocido. O si varado en una arcana isla jónica, donde los cantos de sirena no adormezcan los sentidos, arrojado por la borda el mástil al piélago de ávidos lestrigones y lotófogos, recuerdas a Kavafis añorando Alejandría «Si imposible es hacer tu vida como quieres/ por lo menos esfuérzate/ cuanto puedas en esto: no la envilezcas nunca/ en contacto excesivo con el mundo... «, sin deudas ni obligaciones entre Escila y Caribdis bajo el sol mediterráneo. Y al fin, convocada la alegría desnuda de su ausencia, desaparecer en la dicha que la llama que amor viva desafía «Pues ya si en el ejido/de hoy más no fuere vista ni hallada/diréis que me he perdido/que, andando enamorada, me hice perdidiza y fui ganada », cual cuerpo que se adentra solidario con los otros en pos de un amoroso lance, no de esperanza falto, y volando alto dar a una causa mayor alcance.

Publicado en Cuatro Esquinas º512