jueves, septiembre 13, 2007

LOS SUELDOS



El asunto de los sueldos suele ser tan escandaloso como intrascendente. No se trata de minimizar su importancia, no, sino advertir de la escasa resonancia política tras su impacto debido quizá a su tratamiento.
Pongámonos no a discutir el sueldo del político sino al político mismo. Centrar la discusión en cuánto deben cobrar es arrimar el ascua a su sardina. Si aceptamos al político, aceptamos implícitamente el sueldo que se ponga puesto que le estamos otorgando un status diferente al común de los mortales.
Cabe preguntarse entonces qué es un político aunque debido a las procelosas definiciones existentes, acotaremos una afirmación sistémica-clientelar. Un político es un dispositivo de control, un número clausus electo entre un claustro de individuos a su vez elegidos entre un ínfimo número de militantes de partido a espaldas de la mayoría de ciudadanos sin partido cuya intervención en el resultado del proceso está predeterminada, cerrada y limitada . Que eso sea llamado democracia es un decir tan ideológico como tantos otros.
Un dispositivo de control, el político, cuyo status no se corresponde con el de la ciudadanía sino con el de ‘El Estado’, es decir, su administración, pero que a diferencia de otros miembros titulados del mismo –profesores, médicos, administrativos... – depende endogámicamente, y parasitariamente, de la maquinaria de reproducción del sistema como dominación, al servicio no de los ciudadanos, como puede observarse en los cotidianos problemas municipales, sino prestando cobertura a las grandes arañas económicas que tejen sus intereses sobre los vecinos.
Y es aquí donde hay que poner al político en valor. No por su función social, tan inédita como no cuantificable, sino en su generación de plusvalor económico, gracias al cual cobran lo que cobran y aún más, mercancía costosa por su uso.
Por tanto no se trata aquí de provocar el rechazo emocional a los sueldos de los políticos, y no sólo a las subidas de los mismos, sino de reflexionar sobre la exclusión de los políticos de la política, entendida ésta como acción conjunta de la ciudadanía sobre sus intereses mismos.
Publicado en Cuatro Esquinas º574