lunes, marzo 26, 2007

SUPONGAMOS


Supongamos, que es mucho suponer, que a cualquier equipo de gobierno no le quede otra que ir tirando del tran tran de la gestión municipal sin salirse del carril derecho con un escaso margen de maniobra. Supongámoslo.Supongamos también que cierta permisividad legal inevitable sea necesaria para sacar adelante proyectos de interés general que de otra manera sería imposible llevar a cabo aún a espaldas del interés de los interesados.Supongamos, en el colmo de la suposición, que cualquier equipo de gobierno sea rehén de unas reglas del juego perniciosas que haya llegado a asimilar por osmosis del síndrome de Estocolmo. Es mucho suponer, sí. Tanto como presumir que los votantes y simpatizantes del equipo de gobierno cualesquiera hayan sido abducidos por no se sabe que unidad de destino en lo local o hayan contraído una amnesia viral postelectoral mediante la cual toda referencia al pasado más reciente sea inútil recordar.Que todo ello pueda ser supuesto presupone una inquietante suposición con visos de certidumbre, cual es que la gestión de todo gobierno es indistinta, neutralizada su vocación política por intereses mercantiles que responden al beneficio económico de empresas para las que nada cuenta el interés social ni presupuesto político alguno más allá de un oscurantismo de timba particular.Esta neutralización produce un distanciamiento entre gobernantes y gobernados, salvo para aquellos directamente agraciados por los efectos del clientelismo inevitable, que deteriora el basamento de la democracia: la política no se ejerce desde, con, por la ciudadanía sino sin ella y contra ella, de modo que impera una suerte de aristocracia político-empresarial tecnocrática que haciendo uso de los ordenamientos y dineros públicos satisface sus deseos privados. Es de suponer que tras tanta suposición deje entreverse alguna reflexión que ponga sobre la mesa unas cuantas certezas necesarias que permitan superar un estado de presunción que se presume intencionadamente confuso.
Publicado en Cuatro Esquinas nº 498

jueves, marzo 08, 2007

LA CASA POR EL TEJADO


Desde que en 1996 el Partido Popular planteara la estrategia del “Urbanismo Abierto”, en el que el agente principal del desarrollo era el constructor, el crecimiento de la ciudad carece de toda determinación social y plantear soluciones no sólo es demagógico sino mentira. Si el actual Equipo de Gobierno del PSOE e IU tenía ‘escaso margen de maniobra’, moviéndose además complacientemente en el ladrillo más allá si cabe, los próximos candidatos poco van a poder hacer sino paliar tal insostenibilidad si persisten en idéntico modelo.
El excesivo crecimiento va unido a la necesaria especulación por lo que apelar a que las viviendas son una ‘necesidad’ cuando se crece artificialmente a fuerza de ladrillo, es crear ‘necesidades’ que luego cuesta satisfacer socialmente pues la ciudad no es una casa ni un conjunto de ellas sino el entorno vital que la rodea y ese ‘habitat’ no lo satisface constructor ni político alguno. El crecimiento desigual entre la generación de plusvalías y la carencia de infraestructuras es la impronta de una política ‘de derechas’ donde las siglas son referentes obsoletos.
Cuando se ha decidido atiborrar Aranjuez hasta los 100.000 habitantes no se busca el beneficio de los vecinos –dice hacerse bien por engañifa o simpleza- sino que se busca o se consigue el de los ávidos promotores, que de la sanidad a la enseñanza hacen un pingüe negocio amparados en una ‘necesidad social’ abonada previamente.
Así, el medioambiente se verá deteriorado, siendo el Paisaje Cultural de la Humanidad un reclamo comercial con fecha de caducidad, las propuestas ‘industriales’ una quimera, y la calidad de vida en general depauperada salvo para un segmento económicamente pudiente. En definitiva, un modelo dual, ‘clasista’, de ciudad que traerá sus consecuencias. No se llegará a la ‘banlieue’ ribereña en las barriadas excluidas de la periferia pero tal ‘crecimiento’ provocará de inmediato insuficiencias y a la postre discriminaciones en los barrios desplazados de los ‘objetivos’ políticos. Todo ello unido a un trabajo escaso y sin referencias locales, a la pérdida de identidad paisajística y cultural y a la progresiva despersonalización arancetana.Este es el marco propiciado por los distintos Equipos de Gobierno en el que toda alternativa pasa por no empezar la casa por el tejado y construir una referencia inequívoca opuesta a este desarrollo antisocial.
Publicado en Cuatro Esquinas nº 509